martes, 23 de junio de 2015

Las mujeres invisibles

La 'operación bikini' y las 'mujeres reales'. El pan nuestro de cada día, de cada verano...y de cada año, vaya. Porque con la operación bikini pasa lo mismo que está empezando a pasar con las rebajas: cada año empieza antes. De hecho, me atrevería a decir que lo único que frena a la operación bikini es la Navidad, porque es el único momento en el que nos comemos todo lo que se ponga por delante sin mucho remordimiento. 


Ya después viene la cuesta de enero en todos los sentidos, incluido en nuestro organismo, seguidamente las BBC para las que hay que cuidarse si queremos entrar en el traje, luego operación bikini durante todo el verano y al final nos plantamos en octubre donde tendremos que cuidarnos de los excesos veraniegos en los que nos hayamos olvidado de que estábamos en plena operación bikini y, ya otra vez, la Navidad. Y vuelta a empezar.


 
Pero durante este agotador proceso no hay que olvidarse de las innumerables campañas publicitarias que abogan a favor de las 'mujeres reales' y, perdonadme, pero cada vez éste es un término que se me antoja más difuso. Pero difuso, difuso. Tan difuso que empiezo a pensar que, visto lo visto, yo no soy más que un fantasmilla que vaga por ahí extrañándose de no tener todavía trabajo... ¡Tía, cómo vas a tener trabajo si no eres real! Menos mal que he empezado a asimilarlo. 
Y es que, en esto coincidiremos todos, está claro que como tal, mujeres reales somos todas. Tú, yo, nuestra vecina y también Alessandra Ambrosio. Todas somos reales. Existimos, ¿no? Pues somos reales. 
Ahora bien, esta realidad se ve muchas veces distorsionada gracias principalmente a dos factores clave: los milagrosos maquilladores que consiguen dejarte la cara sin ningún tipo de imperfección a la vista (a veces, de hecho, pareciendo otra persona) como la de este vídeo en cuestión: 



Y segundo, y éste sirve para rostro, para cuerpo entero y dentro de nada lo mismo hasta para pelar patatas, ¡a nuestra querida tecnología! Que un día decidió inventar un programa para retocar fotografías yendo bastante más allá del típico filtro sepia que podíamos comprar para nuestra cámara: el Photoshop. Gracias a este 'sencillo' programa, las personalidades que ocupan las diferentes portadas de las revistas y las vallas publicitarias que vemos everywhere, están un poco más...¿cómo podríamos decirlo? ¿Atractivas a la vista? Más brillo, colores más vistosos, más calidad de imagen... Y cero defectos. ¡CERO! 
No hace falta que os ponga vídeos como éste - que igualmente voy a poneros por gozo y disfrute propio - para que podáis apreciar las maravillas que hace el Photoshop con cualquiera que se le ponga por delante. 



Un poco más de cintura por allí, menos cadera por allá, aumento de pecho por un lado, fuera glúteos celulíticos por el otro...et voilà! Ya tenemos a nuestra perfecta portada de revista que refleja perfectamente cómo la milagrosa dieta que te estamos aconsejando, funciona que no veas. 
Gracias a Dios que ya no estamos como hace unos años y hemos visto demasiado como para no ser conscientes de que, si bien es cierto que muchas de las famosas que salen realmente tienen un cuerpo escultural, el Photoshop decora hasta límites insospechados. Y no, nadie es perfecto. Ellas, tampoco. Y los quienquiera que sean quienes establecen los cánones de belleza actuales, muy alejados de las medidas que tenemos la mayoría de mujeres de la sociedad, obviamente, tampoco. 

Por eso será que, empezando por la marca de higiene corporal Dove y acabando por lo que se os ocurra, conocidas marcas de productos de belleza o incluso firmas de moda han decidido cambiar el chip y apostar por la 'mujer real'. 


Si bien lo de Dove y alguna iniciativa similar me ha parecido siempre muy interesante (aunque apréciense aquí también que las pieles de todas ellas están demasiado bonitas para ser ciertas), la cosa ahora ya ha empezado a desastrarse y ha acabado como han querido unos cuantos, como ocurre con todo en esta vida. Con un sobrenombre que ya he comentado lo ridículo que me parece, la 'mujer real' se planta ante nosotros con metro setenta y pico de altura (como poco), unos 70-80 kg y una talla de sujetador que la gran mayoría de las mujeres no veremos en nuestra vida. Pero ey, ¡es una mujer real! 



Sin ánimo de ofender a nadie, pero una mujer de talla 44, 1'80 de altura y 80 kg de peso, no creo que represente a la mayoría de la sociedad. No está gorda, porque no podemos decir que una persona con esa altura y ese peso totalmente proporcionados esté gorda, pero sí que tiene unas medidas que no son las comunes. Pero, quitando que usen una talla mayor que las modelos a las que estábamos acostumbrados, yo no veo ninguna diferencia. Y aún menos si siguen saliendo en las revistas sin ninguna imperfección con la única excepción de que tienen unas medidas totalmente opuestas a las suyas pero que, por otra parte, también están proporcionadas si lo pensamos bien. O sea, más de lo mismo. 


Éstas son las 'mujeres reales' que nos quiere ahora introducir en la mente la sociedad en contraposición a las típicas modelos de Victoria's Secret que nos intentaban colar como 'reales' hasta la fecha. 
La pregunta es: ¿En serio? 
Entonces...¿dónde queda una persona de talla 36 con una 85 de pecho y metro sesenta de altura? ¿Y la de talla 42 con el mismo pecho que la de la 36 pero midiendo ? ¿Y la que usa una 38, una 95 de pecho y mide 1'60? Podría seguir así hasta el infinito y más allá, pero daríamos con bien pocas que se parecieran a los dos tipos de mujeres con las que se empeñan en compararnos. No me siento identificada con una modelo alta y delgada hasta llegar a veces a lo raquítico, pero tampoco con su versión exactamente igual de alta pero con más caderas, más pecho y más pierna. 

'Ni tanto, ni tan poco' como se suele decir. 

Con todo esto lo que vengo a decir (y creedme que después de soltarlo todo por aquí es como que me quedo más a gusto) es que la publicidad sigue siendo la publicidad se mire por donde se mire y nos va a seguir mostrando lo que ellos quieran y, sobre todo, como ellos quieran. De metro 80, 80 kg y grandes pechos o la versión más delgada de 60 kg, ambos tipos de mujer no se nos van a mostrar como realmente son y van a seguir teniendo una imagen distorsionada de la realidad con los mil retoques fotográficos y usos de maquillaje que se les hace. 
Cuando aparezcan tipos de mujeres como las que he puesto por ejemplo, entonces volveremos a hablar del concepto 'mujeres reales'. 

Mientras tanto, a disfrutar del verano y, si podéis y queréis, leyendo a esta humilde mujer invisible que, de cuando en cuando, se deja caer por su blog. 

See you soon! 


martes, 19 de mayo de 2015

Consejos para sobrevivir a una lluvia veraniega

En estas fechas tan señaladas a falta de nada y menos para las segundas elecciones de este año en el que vamos a tener políticos, pseudopolíticos y retrasados hasta en la sopa, lo que quizá procedería y le daría a mi persona un toque de ¿seriedad? de agárrate y no te menees, sería ponerme a hablar de política cual tertuliana televisiva.
La cosa es que en esto de la política uno siempre va a acabar metiéndose en gresca y yo, personalmente, quisiera mantener la paz en mi pequeña república demente. Porque hablando de República, lo que yo creo es qu... ¡Que no! ¡Que no sigo por ahí! En mi vida diaria suelo disfrutar dando gritos sobre política aunque alguna vez sea a grito de "¡Porque lo digo yo!" como nos gusta a todo español que se precie. Pero hoy no va a ser el día, me voy a contener, aunque por dentro rabie de ganas... ¡Porque será que no hay tela que cortar para estas municipales y autonómicas!: Comunidades que se juegan cambiar después de vete tú a saber cuántos años de más de chorizos y todo tipo de embutidos y por fin tienen el miedo en el cuerpo, partidos que hacen campañas de lo más estrambóticas y que quizá preferiríamos no haber visto, candidatos que no tienen ni el nivel de estudios básico, ,otros que no se saben su programa... 


¡DIOS MÍO DE MI VIDA! Paro. Voy a parar ya porque esto se me está yendo de las manos. Y lo peor no es que se me esté yendo y esté hablando de un tema del que no quería hablar, sino que conforme más voy escribiendo sobre el asunto, más me voy calentando y dudo que ésa sea una buena manera de pasar la tarde por muchos diez grados que hayan bajado hoy. 

Sí, señores. Y es que en poco más de una semana hemos pasado de reírnos de aquello de 'hasta el 40 de mayo no te quites el sayo' a volvernos a disfrazar hoy con nuestras mejores galas de pirata, cazadora y espero no tener que decir que también chanclas y calcetines. Sobre todo porque a juzgar por las lluvias bastante animadas que he estado viendo esta tarde, no quisiera ser yo quien fuera haciendo rafting chanclero por Castellón.

Aunque a decir verdad, con las lluvias veraniegas (y primaverales, primaverales también, no nos pongamos quisquillosos) el rafting 'categoría chancla' es de lo mejor que te puede pasar porque significa que llevas puestas las chanclas. Y diréis: "¿Que tú sueles ir sin zapatos por la calle?". Pues no, tampoco es así la cosa. Pero sí que es cierto que mi experiencia con las lluvias no esperadas me ha enseñado varias cosas que así, de forma desinteresada, compartiré con vosotros: 


1. ¿Calzado veraniego? ¡Hasta luego!: Si la lluvia te pilla con un zapato más bien abierto tipo zueco o sandalia sin abrochar, puedes irte despidiendo de ella. Es muy probable que en tu carrera desesperada hacia el lugar más cercano en el que guarecerte, el zapato se deslice accidentalmente de tu pie y tú te quedes cual grácil Cenicienta - o Ceniciento - pero sin príncipe y sin saber qué hacer. Si tienes la suerte de que la lluvia aún no se ha convertido en un pre aviso de 'El Arca de Noé 2.0', quizá aún puedas mojarte sólo un poquito más y salir corriendo en busca de tu zapato. Te digo yo que vale la pena, sólo así conseguirás volver a andar con dos zapatos como el resto de personas. 


2. Los vientecillos de verano si hay nubes de por medio, no llegan de forma desinteresada: No sé si os habrá pasado eso de estar tranquilamente sentados en un banquito disfrutando de la veraniega brisilla marinera en un día de éstos que el cielo no acompaña demasiado, pero se está bien. Incluso para ponerse moreno por aquello de que nublado el sol te da igual pero de manera más cómoda, o eso dicen y yo repito. El caso es que de repente la brisilla deja de ser 'illa' para ser ya brisa, pero brisa con toques de que la película Twister se va a rodar contigo de protagonista en cualquier momento. Pues bien, una vez os encontréis en ese punto...¡CORRED! Pero corred, en serio, porque la lluvia está al caer y desencadenará en una serie de catastróficas desdichas inesperadas.

3. Miss Camiseta Mojada: En verano todos tendemos a llevar ropita muy fresca, muy ligerita...incluso muchas veces son trozos de tela con cuatro hilos mal puestos por los que, nadie sabe por qué, pero te clavan alrededor de 20 euros y tú los llevas porque es lo que hay. Bueno, pues estas prendas tan agraciadas aparte de ser muy cómodas y fresquitas, tienen también la peculiaridad de llegar a ser casi transparentes una vez se mojan un poco a la par que perder toda esa comodidad que decíamos que tenían. Está claro que eso le pasa a cualquier prenda, pero en el algodón u otros tejidos un pelín más resistentes, este efecto no es tan visible. En cambio, con los trozos de tela de los que os hablo, un bonico outfit (o lo que es lo mismo, modelito) veraniego se puede convertir en una especie de traje de neopreno transparente con el que se te ven hasta las ideas y, probablemente, te imposibilite hasta caminar como una persona que no es Terminator. ¡Viva el verano!


4. Ahora sí, ahora no: Ésta es otra de las maravillas de las lluvias inesperadas, que además de venir sin previo aviso, ¡no se ponen de acuerdo consigo mismas! En cinco minutos te puede caer un chaparrón que te hace pensar que quizá sería mejor ir en barca para que poco después te aparezca un solazo que te hace olvidarte hasta de tu nombre. Pero, ¡no te confíes!, porque el sol no va a durarte más de veinte minutos y va a empezar a diluviar otra vez. Y así hasta que a los angelitos que hacen pipí desde el cielo les apetezca.


5. ¡LLUEVE! ¡PISCINA! ¡RAYOS!: Ahora todavía es pronto, aunque más de uno ya ha hecho sus pinitos, pero normalmente nos pasamos el verano metidos a remojo como los garbanzos, ya sea en la playa o en la piscina. Muchas de estas veces, pues se nos da el caso de que empieza a llover. Nuestro primer pensamiento es el de seguir tan a gusto porque total, mojados ya estamos y no por salir nos vamos a secar antes. De hecho no nos vamos a secar, vaya. Pero claro, ¿y si nos quedamos en el agua, empieza a haber rayos, uno nos cae encima y adiós muy buenas? Ahí, ¿qué? ¿Eh? Pero, ¿y si salimos y nos ponemos debajo de un arbolillo del césped de nuestra piscina y nos cae igual? ¡Oh Dios mío, cortocircuito cerebral! ¿Y ahora qué? Podríamos sumergirnos en las profundidades del oscuro océano o de nuestra oscura piscina y evitar así que nos caiga rayo alguno, el problema es que como la cosa se ponga seria a ver cuándo encontramos el momento para salir y echar a correr buscando refugio. Así que una vez más, la clave está en correr. En cuanto veamos que el cielo empieza a ponerse de colores que se alejan bastante del bonito azul veraniego con ruidos de fondo que suenan parecidos a la música de Kiko Rivera, cojamos nuestras chanclas - que aún no se nos resbalarán porque no ha empezado a llover- y busquemos el sitio más cercano donde cobijarnos.


Todos hemos vivido estas situaciones y todos las volveremos a vivir. Sin embargo, después de este completo y nada ridículo análisis, las reconoceremos bastante antes y seguro, segurísimo, podremos evitarlas y, en el peor de los casos, remediarlas. Por ejemplo, para el tema chancla con vida propia, se me ocurre que podríamos llevar cinta aislante en el bolso y pegarnos el zapato cuando veamos que va a empezar a diluviar. Aunque claro, si sois hombres, mujeres sin bolso...u hombres sin bolso (¿?), no quizá se os hace muy difícil la tarea y una idea tan sencilla y súper efectiva como ésta os quedará en nada... 
Pero bueno, ¡que yo ya os he dado las claves, no os voy a dar todo hecho! Ahora la tarea de pensar remedios, es vuestra. 

lunes, 4 de mayo de 2015

El paro, ese gran conocido

Hoy os vengo a hablar del paro. No del paro cardíaco, que ése espero que no lo conozcáis demasiado, sino del otro. El que conocemos aproximadamente unos cinco millones de españoles y que, los que no están tratando con él ahora mismo, también lo han conocido. Muy amigo de sus amigos el paro éste, ¿eh? Quizá también lo conozcáis por su nombre de pila, INEM, y por las colas que se generan para entrar a su casa, como si de una especie de hype incontenible se tratase.
Nos hemos situado ya, ¿verdad? ¡Bien!



Supongo que, igual que yo, muchos de vosotros estaréis desesperados en vuestras casas pensando cómo será el futuro puente donde establecer una idílica vida junto a vuestro petate y poco más, en caso de que el presente siga siendo tan prometedor como ahora. Si habéis estudiado una carrera, por lo general, este sentimiento aún se acrecienta más si cabe porque como bien todos sabemos: "¡Ah! ¿Que estás en paro? ¡Pues no haber estudiao!".
Sin embargo, no todos afrontamos este desesperadamente irritante modo de vida de la misma forma, por lo que podemos establecer que hay dos claros tipos de parados (que pueden tener subclases, pero vaya, así para empezar con esto os valdrá): los parados muy parados y los parados que se mueven.


Al parado muy parado se le reconoce, principalmente, por eso. Por estar parado en todos los sentidos. Es como una especie de Ni-Ni, pero sin quererlo. Bueno, también está el que lo es y aparentemente quiere seguir siéndolo mientras se queja por estarlo, sin buscar trabajo, esperando a que el trabajo les venga a ellos y he de decirles que no, el trabajo no es como Mahoma y la montaña. No va a venir a vosotros si no le buscáis, trust me. De los Ni-Ni tipo "Hermano Mayor", no vamos a hablar hoy porque hay demasiada tela que cortar.
Volviendo al tema, están los parados muy parados que buscan trabajo, ya sea por plataformas web o con el tradicional método del currículum en mano que nunca va a leer nadie, y que, cuando acaban su jornada de Dora la Exploradora por los futuribles puestos de trabajo, se van a su casa a repantigarse mientras se tocan las narices a dos manos. Tiempo libre, le llaman: series, pelis, paseos, libros, juegos... ¡Lo que sea! Pero por lo general, poco productivo.
Están parados y, como tales, están disfrutando de la poca ventaja que tiene estarlo: poder vaguear.


Sin embargo, hay otro tipo de parado que está más cansado sin trabajar que trabajando. Ese tipo de parado que está más ocupado que cuando estudiaba o cuando trabajaba (si es que algún día ha trabajado) y, si se para a pensar, no sabe por qué. El parado que se mueve. El que tiene a Infojobs y demás como su mejor amigo del cual no se va a separar nunca jamás y cuya aplicación usa más que al propio Whatsapp. El que hace tropecientas entrevistas de trabajo de lo que sea, cuando sea y para cobrar lo que sea. En su defecto, se busca trabajillos que le ayuden a pagarse la gasolina y los cuatro gastos que pueda tener. Es el mismo que se levanta cada día y, no sabe cómo, se ha buscado varias cosas que hacer para mantenerse ocupado y no acordarse de que puede dedicarse ya a buscar el famoso puente donde quiere vivir.
La cosa empeora cuando el parado en cuestión tiene estudios (o si le gusta estudiar, vaya): le entra el afán por formarse y acaba haciendo cursillos de forense a distancia. ¿Idiomas? Pues idiomas. ¿Cursillos online? Pues cursillos. O ponencias online. O tutoriales de Youtube sobre diseño gráfico. ¡O lo que sea! Lo importante es formarse para seguir teniendo más opciones de futuro.
El súmmum del empeoramiento viene cuando el parado en cuestión ha estudiado una carrera, cosa mucho peor si esta carrera es periodismo (palabrita del Señor): le da por hacer currículum a toda costa. Cuando decimos hacer currículum, por supuesto, no hablamos de nada por lo que vaya a cobrar. O hace prácticas gratis, o colabora en empresas en las que pueda aprender y poder adquirir la famosa y codiciada experiencia... Le pega a todo, vaya.
Y ya olvidémonos (quitando los fines de semana, respetemos eso al menos) de tener tiempo libre para hacer lo que le dé la gana y más si vive en su casa y se siente en la necesidad de ser útil a su familia por aquello de no ser un chupóptero viviente.
En resumen, el parado que se mueve no sabe si es peor el remedio o la enfermedad: Está más ocupado ahora que 'no hace nada útil con su vida' que cuando sí lo hacía. Y todo sin cobrar, fíjese usted.

Ahora, cuando estéis reflexionando acerca de qué tipo de parados sois (ojalá ninguno, ojalá), preguntaos: ¿Aumentará esta lista de tipos de aquí a cinco años? ¿Desaparecerá definitivamente y serán pocos los parados normales y corrientes que en dos mesecitos vuelven al mercado laboral? Quién sabe...




jueves, 23 de abril de 2015

No estaba muerta, estaba de parranda

"Prometo mantener mi blog actualizado" me decía todos los días. "Prometo sacar tiempo como sea" seguía diciéndome. "Prometo bajar el número de parados" decía Rajoy.
Y más o menos, esto es en lo que nos parecemos Mariano y yo: ninguno de los dos ha cumplido su promesa.
Sin embargo, aprovechando que estamos en campaña electoral, yo también voy a hacer como los alcaldes de medio mundo y me voy a poner a construir como una posesa. En este caso, a construir entradas de mi blog.
Y es que, "puedo prometer y prometo", que intentaré dar señas de vida, al menos, una vez a la semana. Ahora, de la calidad del contenido ya no me hago responsable.


Más o menos, como las youtuber de moda y belleza.
Ojo, que no las critico. Me gustan, y cuanto más naturales y espontáneas las vea, aún mejor. Lo cierto es que las he descubierto de casualidad hace poco cuando buscaba opiniones sobre determinados tintes capilares y ya me he tragado bastantes vídeos que me han parecido interesantes. Pero claro, eso no quita que opine que escogen temas que no necesitan mucho tránsito cerebral para ser llevados a cabo. Nadie puede negarlo.
La mayoría se dedican a enseñarnos sus nuevas adquisiciones o bien de ropa y complementos, o bien de cremitas y maquillajes varios para hacer una review completa, comentar si les va bien, si no... Y eso me parece muy bien porque, a fin de cuentas, es lo que esperamos de ellas.
Lo que me hace gracia viene en el momento en que veo que han subido vídeos comentando lo que les han regalado para Navidad o lo que llevan dentro de su bolsa del gimnasio o de la playa. Y sin ningún tipo de remordimiento, pues saben que igualmente tienen las visitas aseguradas y que, por algún motivo escabroso, a sus seguidores les interesa saber todo eso. ¡¿Hola?!
Lo que quiero decir con esto, aunque salvando las distancias porque yo ya puedo aquí hablar de la Tercera Guerra Mundial o de lo mucho que me gustaban Los Aristogatos de pequeña que la repercusión va a ser la misma; es que si ellas pueden permitirse temas totally random y quedarse tan anchas, yo también.

Así que, tras esta mini campaña electoral que yo misma me he montado en un momento para animarme a sacar tiempo para mi blog y para animaros a vosotros a que me leáis, me despido.


Pero, como dice este hombre tan majo de apellido impronunciable que durante casi diez años fue gobernador de California, volveré. Esta vez será pronto, lo prometo. Y por mucho que diga que no me hago responsable de la calidad de las entradas en cuestión, intentaré que sean del mayor agrado posible.
¡Palabra!

viernes, 6 de marzo de 2015

¿Cómo saber si eres un cinéfilo?

Me ha costado mucho decidirme: no sabía si quería hacer este post u otro que dijera "10 razones por las que no tengo tiempo para actualizar mi blog", pero he pensado que quizá esto careciera de interés público hasta que me haga mundialmente conocida y he tirado más por el cine. Beneficios de estar en mi pequeña república demente.

Vayamos al grano.

A todos nos gusta ver películas, ¿cierto? A unos más las de acción, a otros más las de ciencia ficción y otros se decantan más por las románticas, pero no hay persona en el mundo que no quiera ver alguna película en concreto en algún momento de su vida. Buscad, buscad, que no la encontraréis.
La cosa es que luego esto degenera a niveles más insospechados y es cuando nos encontramos con los cinéfilos. Los cinéfilos no ven películas, ven cine. "¿Pero esto no es lo mismo?", pensaréis vosotros. Pues no, no es lo mismo. Las películas se ven como pasatiempo, el cinéfilo lo ve como pasatiempo y como pasión. Disfruta cada minuto del metraje (o sufre, que a veces la película no vale la pena y, bueno, gajes del oficio) y lo devora como si no hubiera un mañana. Se fija en cada plano, en cada color, en cada frase que se dice y en la que no se dice, en posibles guiños e intertextualidades...¡están en todo!
Dicho esto, la cuestión es...¿eres tú un verdadero cinéfilo? Si te sientes identificado con la mayoría de estos puntos, bienvenido al club.

1. Todo, todo y todo: Lo dicho. Un cinéfilo siempre tiene más de una película en cartelera que quiere ver. Probablemente más de dos y también más de tres. De hecho, ¡qué cojones!, llévale a ver lo que sea que él lo agradecerá. Le gustará más o menos, pero la podrá anotar en su lista de películas vistas y luego ponerle nota en FilmAffinity, y con eso ya le vale.


2. Enciclopedia humana: Puede que no se acuerden de lo que comieron ayer, del cumpleaños de su pareja o de que tienen las lentejas haciéndose y se les van a quemar, pero de que Troya (Wolfgang Petersen, 2004) la protagonizaron Brad Pitt, Eric Bana y Orlando Bloom...de eso sí que se acordará. También se acordará de la filmografía casi al completo de sus actores y directores favoritos y conocerá por el nombre películas que ni siquiera ha visto. Y si le apuras, lo mismo conocen hasta los años. Es así, sí.


3. "Uy, qué colores, por Dios": "¡Y qué banda sonora!" "¿Has visto este plano?" "Dios, JK Simmons está que se sale"...y un largo etcétera de comentarios que un no cinéfilo encontrará pesados hasta la saciedad. En cambio, un cinéfilo ve la película de otra manera, ve cosas que otros no ven. Puede que la película le parezca un bodrio, pero si tiene buena fotografía y buena banda sonora, el cinéfilo la verá con otros ojos. Luego le plantará su 4 en FilmAffinity, pero eh, es un 4 con una fotografía excelente.


4. El efecto DiCaprio: TODO cinéfilo que se precie tiene su campaña personal a favor del Oscar que aún no le han dado a Leonardo DiCaprio. A lo mejor no les gusta tanto como otros, pero es una causa a la que hay que unirse y más si con ello demuestras cierta disconformidad con La Academia. Y, por supuesto, cada vez que no se lo dan, el cinéfilo mostrará su indignación y también toda la artillería de gifs que el maravilloso mundo de Internet le ha dado...y que usará también durante todo el año. Luego ya cada uno tiene su lucha personal y hace extensible este efecto DiCaprio a otros actores tales como Pitt o Norton, pero siempre con DiCaprio por abanderado.


5. "Pues ayer vi una película que...": "¿Cuál? ¿Cuándo? ¿Por qué? ¡Ay yo la he visto! ¿Y has visto...?" Y así un largo etcétera. Un cinéfilo se pasa la vida pensando sobre cine y deseando que alguien saque el tema para poder dejar de pensar, empezar a hablar y explayarse durante horas. Como eso no pasa muy a menudo, salvo cuando se junta con los de su clan, a todo cinéfilo le vale la pena tener una cuenta de Twitter -¡mirad a vuestra derecha!- donde poder dar rienda suelta horas y horas a su crítico interno y hablar de cine siempre que le apetezca.


6. Inconformistas: A una persona que ve películas, sin más, le parecerá probablemente bien que La Academia dé un Oscar a la cinta que sea y la aceptará seguramente como la mejor del año. A lo mejor al individuo en sí no le ha parecido lo mejor, pero bueno, es sólo su humilde criterio y..."si le han dado un Oscar, será por algo, ¿no?".
Pues no. Un cinéfilo, no. Se tragará los Oscar cada 20-y-pico de febrero, de eso no hay duda, pero los criticará todo lo que pueda y más. Puede que ocurra el milagroso hecho de que esté de acuerdo con la mayoría de los premios, incluso con el de mejor película, pero no va a estar de acuerdo con todos los 'gordos'. No. Y es entonces cuando sacará a flote su lema de "la Academia no nos representa". O directamente, hará campaña de su película top de ese año para dejar bastante claro que la que ha ganado, 'no vale ná'.


7. ¡Pasemos el día en MediaMarkt!: Los cinéfilos no son tontos y saben lo que es bueno. Pueden pasarse horas y horas dando vueltas en cualquier gran superficie con gran colección de películas y comparar precios, ediciones e incluso babear con más de alguna oferta. Algún día a lo mejor hasta cae algo. ¿Que no cae? Well, la pela es la pela, pero son capaces de estar dando vueltas toda la tarde tan contentos porque, a fin de cuentas, están como en casa.


8. No a la piratería: Bueno, a ver, esto es sólo para dar título al epígrafe y quedar de p*ta madre, pero no es tan así la cosa. Si no hay dinero, el cinéfilo es tan humano como todos y aún más si la lista de películas a la semana que quiere ver triplica la de cualquier persona menos aficionada. Pero lo que sí que es cierto es que un buen adicto al cine irá todas las semanas a una sala de cine a ver alguna de las películas que seguro le interesan de la cartelera. Hay que contribuir como se pueda, y si es cine español aún más...¡que la cosa está mu mala!


9. Mejor en versión original: Una verdad absoluta e indiscutible. Un cinéfilo defiende contra viento y marea las versiones originales de las películas. Y es que considera que el verdadero potencial de los actores se aprecia cuando se ve una película en V.0 y puede así disfrutar de las entonaciones y demás que ponen los artistas en su idioma nativo. Por no hablar de cuando se hacen traducciones como al señor de las traducciones le ha salido de la manga (o como ha podido, pobrecillo también). Porque por muy buenos actores de doblaje que tenga España, llega un momento que al final uno no sabe si está escuchando a Brad Pitt, a Ewan McGregor o a quién leches está escuchando.


10. ¿Una estantería llena de zapatos? ¿Y eso pa qué, si la puedo tener llena de películas?: Pues eso. El sueño de todo cinéfilo es tener una habitación en su casa única y exclusivamente para exponer todas sus películas bien ordenaditas en una estantería. Ni qué decir tiene que van a ser todas originales y si pueden ser en ediciones especiales, aún mejor. Costará, claro que costará, pero toda película que haya marcado en la vida de un cinéfilo (y creedme, no van a ser pocas), va a tener tarde o temprano un sitio en su futuro hogar. Aunque las tenga que acabar poniendo en el baño: las va a poner.




Y bueno, ésta es la cruda realidad. Si has cumplido más de la mitad de estas razones, colega, a ti te va el cine. Si las has cumplido todas, eres un cinéfilo empedernido. Si encima se te ocurren más...bueno, piensa que sería peor ser un heroinómano.

lunes, 23 de febrero de 2015

Todos somos Neil Patrick

Quedarse hasta las seis viendo los Oscar cuando tienes que levantarte a las nueve, tiene muchas cosas malas. Una de ellas es que no encuentras tiempo para ponerte a escribir, y cuando lo encuentras son casi las once de la noche y para entonces la cosa ha perdido un poco de fuelle. Pero no pasa nada, más vale tarde que nunca, dicen.

Y sí. Anoche fue la 87ª Edición de los Premios Oscar y la menos seguida en audiencia de los últimos siete años según ha podido saberse hoy. ¿Por qué? Ahora os lo imaginaréis:
Tras una bastante normalita alfombra roja con sus críticas y halagos varios a las allí presentes (de las cuales me quedo con Dakota Johnson, Anna Kendrick, Gwyneth Paltrow y Lupita Nyong'o, a modo de dato), daba comienzo la Gala con dos claras favoritas y las expectativas muy altas. ¡La presentaba Neil Patrick Harris, por el amor de Dios! ¿Qué podía salir mal?



...Pues casi todo, amigos míos.

Lo cierto es que comenzar, comenzó muy bien. El número inicial fue bastante acertado y Harris lo dio todo de la misma manera que nos tenía acostumbrados con sus performance en los Premios Tony. Jack Black y Anna Kendrick también intervinieron y, oye, todo muy bien.
Tras esto, dieron comienzo los premios y Lupita Nyong'o se encargó de entregarle a JK Simmons el Oscar al Mejor Actor de Reparto por Whiplash mientras yo desde mi casa me encuentro al borde del llanto de la emoción. Estoy exagerando, sí, pero saber que era el premio más importante que podía llevarse mi favorita para los Oscar le alegra a una la madrugada. Aún no sabía la que me esperaba, pobre de mí.


Tras esto, mi queridísimo Barney Stinson se dedicó a bromear durante un rato con Octavia Spencer mientras le encarga de custodiar un maletín con sus súpersecretas predicciones para la noche. Acto seguido, con alguna gracia sobre su obsesión por cargarse a gente en la saga Venganza, el anfitrión de la noche nos presentó a Liam Neeson que resultó ser el encargado de enseñarnos fragmentos de dos de las películas nominadas en esta edición. Después, Dakota Johnson aparece para invitar a Adam Levine y su Lost Stars a aparecer en el escenario. Ahí sí que me muero y maldigo a todo lo maldito por que la actuación no durara más.


Y...¡tachán! Anuncios. Cadillac, Samsung y algunos más parece ser que son los encargados de darle a la cadena americana ABC la mitad del presupuesto con el que se sustenta, porque si no, no lo entiendo. A partir de aquí la cosa denigra en límites insospechados, por eso mismo ni siquiera voy a molestarme en hablar en orden cronológico. Vista la estructura del principio, vista toda la gala.
Premio por aquí, premio por allá, con Neil Patrick Harris dando paso como buena y graciosamente podía a los presentadores que, a su vez, iban a dar paso al ganador del Oscar correspondiente. Todo ello con una prisa digna de mi madre cuando se le ocurre ponerse a contarme algo y tiene la comida en el fuego. ¿Por qué tanta prisa? ¿Para acortar un poquito la duración de la gala? Cuatro horas son demasiadas y desde La Academia querían pensar, sobre todo en el público de al otro lado del charco y otorgarnos alguna horita más de sueño. Todo consideración, ¿no? Pues no.


A la Academia se la venía trayendo sin cuidado la duración de la gala, todo su afán por ser la gala más tediosa del mundo era para dejar más espacio a la publicidad. Tal cual.
No sé qué hizo Neil Patrick Harris (llamémosle NPH) más veces, si presentar a los actores que iban a intervenir en la gala, o dar paso a la publicidad.
Menuda manera de desaprovechar al showman de Albuquerque, de verdad. Gente por las redes sociales pedía de manera desesperada a Ellen DeGeneres como si realmente la culpa de la mediocre gala fuera de NPH y la presentadora fuera a arreglarlo todo. Nada más lejos de la realidad. Puede que Harris no estuviera muy acertado en algunas de sus bromas, pero por lo general el comediante lo hizo lo mejor que pudo. O para hablar más claro, lo mejor que se le dejó.
A todos se nos dibujó una sonrisa de oreja a oreja (y de esperanza por si la cosa cambiaba) cuando NPH aparecía parodiando a Birdman con batería, Miles Teller y 'not my tempo' incluido. Eso es una muestra del talento del actor que encarna a Barney Stinson y que aceptó un reto que, esta vez, la Academia se encargó de que no fuera legendario.


Lo que quizá sí vaya a ser legendario es el batacazo que la favoritísima Boyhood se dio anoche. Uno de los comentarios más acertados que leí al respecto en Twitter decía que Birdman pasaría a la historia, pero Boyhood ya había hecho historia. Y sí, historia ha hecho, pero sin estatuilla dorada en su vitrina. Aunque bueno, su estantería ya estaba demasiado llena para lo que realmente se merece, así que tampoco hay que quejarse.
Para el resto de premiados, aunque no hubo demasiadas sorpresas, sí hubo detalles que jorobaron las quinielas de gran parte del público: Mejor Montaje para Whiplash, lo cual celebro enormemente; Mejor Banda Sonora Original para El Gran Hotel Budapest ante el horror máximo de los NolanFans (tampoco os indignéis, chicos, porque el problema viene desde que lo nominaron para nada y menos) y Mejor Guión Adaptado para The Imitation Game con un discursazo de Graham Moore animando a los jóvenes en exclusión social a ser ellos mismos y no rendirse nunca. Olé.
Del mismo estilo, pero sobre la exclusión de la raza negra, iba el discurso que John Legend, ganador a la Mejor Canción Original por Selma con su Glory, pronunció al recoger el premio. Anteriormente, él y el rapero Common ya nos habían deleitado con un número que, si a mí ya me puso los pelos de punta desde casa, imaginaos cómo podía estar el protagonista del filme David Oyelowo. Incluso Chris Pine parecía mostrar más emociones que de normal...


Mención especial también merece el discurso reivindicativo sobre la situación de la mujer en USA de la ganadora a Mejor Actriz de Reparto, Patricia Arquette, que desató la euforia groupie de la "mujer que el estado de California dictamina que hay que nominar" (¡grande Leto!), Meryl Streep. González Iñárritu (Fernando para el señor indignado con el reconocimiento de Birdman y escritor de teletextos que corre por las redes sociales y Alejandro para el resto del universo) y sus calzoncillos olorosos (¿?¿?) de Michael Keaton; Julianne Moore y su alegría porque según un estudio va a vivir cinco años más por haber ganado un Oscar y así se nivela con su marido más joven que ella y Eddie Redmayne más emocionado que pa' qué y enormemente achuchable; ponían la guinda a los discursos que valía la pena oír y me hacían ver la luz en una noche bastante tenebrosa.

De haber tenido la petaca del amigo Cumberbatch, la cosa habría cambiado y seguramente, ahora estaría haciendo esta crónica con una visión bastante más distendida...


...Igual que si me hubiese entretenido buscando por mi casa todas las piezas LEGO posibles y me hubiera puesto a montar estatuillas como las que los encargados de la olvidada Legopelícula entregaron a los no ganadores como premio de consolación. (Lo sé, esto está metido a lo chiste fácil con calzador, pero quería poner esta foto y no sabía cómo, no ha estado tan mal, ¿no?)


Pero las cosas son como son y la realidad es la que es: Una 87ª Edición de los Oscar con un guión pésimo, un presentador desaprovechado y unos premios que, aunque a mí no me contentaron, podíamos esperar. Veremos qué ocurre el año que viene.
Hasta entonces, nos quedan 365 días de cine por delante.

Come on!


lunes, 9 de febrero de 2015

21 días viviendo en InfoJobs

Adicciones en el mundo hay muchas: hay gente adicta al alcohol, adicta al tabaco, a las drogas, al sexo, a la tecnología, al trabajo (¿cómo es posible esto último? me pregunto yo), al Candy Crush y a infinitas cosas que se nos puedan ocurrir. Bien por todos vosotros, os animo a salir del pozo y si no queréis salir, pues os animo a no salir. El caso es que os animo.

Jesse Pinkman y su primer contacto con la heroína
Y mientras os animo, confesaré que yo también tengo una adicción (no, no es la de la fotografía. De Breaking Bad ya casi estoy curada, dentro de nada me volveré a ver la serie completa y ¡listo!): InfoJobs.
Conocemos todos InfoJobs, ¿no? Por si acaso hay algún despistado, aclararé que es de las plataformas web más famosas de España, quizá la que más, para buscar trabajo. Ahí las empresas publican diariamente sus ofertas, tú envías el currículum y mediante las notificaciones que te hacen los señores de InfoJobs tú vas viendo cómo van tus candidaturas. Si estoy enganchada, podéis imaginar cómo van mis candidaturas...

Digamos que mi día a día se resume en: me levanto. Twitter, Infojobs, Indeed (otra plataforma, pero esta remite a trabajos de otras webs, no suele tener muchos empleos propios). Hago lo que sea. InfoJobs, Indeed, Milanuncios (¡otra!). Sigo haciendo lo que sea. Vuelvo a revisar todas las plataformas habidas y por haber. Miro Gmail por si me han contestado de algún anuncio del susodicho Milanuncios...Y así durante todos los días de la semana. Sábado y domingo bastante menos, lógicamente. 

¿Y todo para qué? Para la difícil/imposible misión de encontrar un trabajo con el que sustentarme (pagarme un máster era mi primera idea, ahora roza la utopía), normalmente en el que importa entre poco y nada mi nivel intelectual y en el que tengo por seguro que haré muchas horas y muy mal pagadas. Mientras tanto, por supuesto, yo sigo buscando de lo mío

Homer Simpson en el programa de Jay Leno
De lo mío...la verdad que es un término que me apasiona:
"-¡Anda! ¿Trabajas aquí? ¡Vaya! Pero esto no es de lo tuyo, ¿no?
 + No, no es de lo mío. 
 - Bueno, pero mientras buscas de lo tuyo más vale eso que nada, ¿eh?
 + Sí, claro
 - Pues nada, no te canses y ¡a ver si encuentras algo de lo tuyo!" 
Y así todos los días. De lo mío, de lo tuyo. ¡Qué bonito es el lenguaje español, oigan! Lástima que buscar un trabajo de periodista donde poder usar mi bagaje lingüístico para algo más que saludar a un cliente, no sea tan fácil de encontrar. 
Con otras titulaciones, tanto por la gente de mi alrededor como por mí misma y mis ganas de hacer crecer mi indignación, sé que la cosa es grave pero no para tanto. En la mía, en cambio, el panorama es algo parecido a esto: "Si estás recién graduada, tenemos un sitio para ti ahí fuera en la esquina. Coge un cartoncito, un botecito en el que poder poner moneditas...et voilà! Eso es lo que, por nosotros, puedes hacer durante toda tu vida, ¡guapa!". 
¿Qué paso con aquello de ser becario? ¿Dónde hay que firmar para servir los cafés? Los periodistas, por lo que se ve, en ningún sitio. Ni aún queriendo vamos a poder servir cafés en redacciones, fíjense. No nos dan becas (la gran mayoría de empresas) porque buscan gente con la que poder firmar convenio, pero tampoco nos pueden poner en plantilla normal porque no tenemos 3 años (como poco) de experiencia. ¡Ohhhhhh! 

Entonces, ¿qué hacemos? Supongo que es todo cuestión de saber llevarlo con más o menos filosofía y dignidad. Yo, la verdad, que suelo tener episodios de histeria-individual-colectiva-colapso-¡agh! y acabo teniendo ganas de mandar todo a freír espárragos y hacerme monje budista. Pero, por suerte, tengo personas a mi alrededor que me recuerdan que si estudié periodismo y no monjismo fue por algo, y que tengo que luchar día a día por hacerme un huequecito y conseguir dedicarme a lo que de verdad me gusta. 

Y aquí me tenéis, colaborando voluntariamente en dos páginas web que sí que han querido darme la oportunidad de ampliar un pelín mi currículum, hablando de dos de mis pasiones: el cine y las series. La de la interpretación, la aparco por el momento, porque aunque es mi sueño yo sé que a Scorsese no lo tengo que buscar, no hay que agobiarle, ya vendrá él a por mí. Es un pálpito. 

Mientras tanto, os dejo aquí los dos enlaces donde podéis leerme esperando, simplemente, que os guste lo que veis. 

P.D. Si eres el señor de LaSexta, Pablo Motos, Buenafuente, el director de cualquier gabinete de prensa o cualquier otro señor/a importante del mundo de la comunicación y quieres contratarme, ¡HOLA! ¡DEJA TU COMENTARIO!