Hace mucho tiempo, cuando todavía estaba estudiando Periodismo, pensaba que sería una buena idea empezar a escribir en un blog para, además de practicar, poder tener un sitio en el que darme a conocer y todas esas cosas que buscamos los periodistas (básicamente, en mi caso, poder ganarme el pan y si pudiera ser con algo de acompañamiento, aún mejor).
Como se puede apreciar, he tardado unos cuantos añitos en poner el proyecto en marcha. Siempre se me ocurría una buena excusa: 'no tengo tiempo' (cierto a medias), 'no sé qué titulo poner' (totalmente cierto, ¿acaso no habéis visto lo que he acabado poniendo?), '¡pero si no tengo nada que decir!' (totalmente falso, cuerda tengo para rato) y la mejor de todas...'¡pero si nadie me va a leer!'. Esta última aún no sé si es verdad. Aunque os diré una cosa: ya no me importa. Al menos, no me importa tanto.
Me explico: por supuesto que me gustaría que mucha gente me leyese y les acabara interesando de verdad lo que tenga que decir, mi blog creciera y un infinito blablablá. ¿A quién no? Pero eso para mí ya no es lo primordial. Lo primordial, ahora mismo, son mis ganas de escribir. Mis ganas de poder plasmar en un sitio lo que se me pasa por la mente o lo que pienso sobre los temas que me interesan. Incluso sobre los que no me interesan tanto. Me conformo con que las poquitas personas que entréis, os quedéis con un buen sabor de boca.
Y ahí ya...lo que tenga que ser, será.
Bien hecho; lo que más cuesta es empezarlo, como tú dices! Y así es que toda persona -con una mínima vida interior, se entiende- desea por naturaleza escribir sus propias cosas. Se publiquen o no se publiquen, lo más difícil es el comienzo.
ResponderEliminarPor ello te animo a que continúes escribiendo -ahora que te has iniciado en el rito, igual no lo puedes parar-, que terapia con uno mismo se hace. Suerte!!